Sujeto, individuo y persona (Ermitaño)
colaboraciones - Escrito el 20 de Enero de 2010

El Individuo es el Sujeto que asume su centralidad en el Mundo. La perspectiva individualista es aquella que entiende que todo lo que lo existe tiene que ver con el Individuo, pasa por él y debe ser operado por él. Incluso entiende que las cosas son sólo desde su entendimiento, el Individuo hace el mundo a través de su Mente/Razón -por ejemplo la mecánica cuántica considera que las cosas son lo que son a través de nuestra mente, ahí le da la razón a algunas culturas orientales en la idea de que nuestra imaginación (nuestra capacidad de pensar el Mundo) es creativa (en el sentido de que crea)-. El Individuo se registra fundamentalmente como voluntad. La idea pura del yo quiero, del yo tomo.
Tal y como lo veo, la ética del Individuo es el Utilitarismo y no se expresa como necesidad –yo necesito- sino como deseo –yo quiero-. La perspectiva radical del Individualismo nos lleva a negar la contingencia, lo que nos atrapa, pero a la larga también la Trascendencia, lo que nos libera, de modo que el individualismo coherente termina en el solipsismo.
Nuestra Era es hija del Individualismo, como consecuencia lógica del Racionalismo subjetivista, con todo lo que ello implica, y se nota…Partimos de la noción de Individuo como Ser, no ya como Ente-en-el-Mundo, sino como Ser único y posible –el dasein heideggeriano-. Ello implica unalibertad radical: libertad para considerarnos por encima de la Naturaleza, libertad para creernos Ser-escindido de lo que nos rodea. Todo ello tiene dos consecuencias: la negación de aquello que se encuentra por encima de nosotros mismos –nihilismo- y el rechazo a cualquier cosa que limite nuestra libertad radical, entendida como voluntad y deseo. Nosotros, dioses liberados, poseemos aquello que queremos, en una carrera infatigable por dominar el Mundo en el que vivimos. Nada ni nadie tienen el derecho de decirnos cómo, ni por qué. Estamos conclusos, todo lo que necesitamos se encuentra en nosotros, no hay nada que aprender…A eso los griegos le llamabanhybris, orgullo. Ése quizás es el mayor mal del Individuo moderno. Podemos encontrar la idea de Individuo profusamente anunciada en el Idealismo alemán, que es uno de sus precedentes, el Nihilismo de Nietzsche y en varias corrientes del siglo XX, como el existencialismo o la fenomenología de autores como Brentano, Husserl o Stumpf.
La Persona, por el contrario, es algo mucho más cálido. La idea de Persona reconoce nuestra complejidad, pero también nuestra finitud. La Persona no es un ente autónomo de todo, al que nada le afecta, de juicioso equilibrio trascendental. La Persona sufre. Padece. Siente. La idea de Persona es mucho más humana que la de Sujeto o la de Individuo. Tomando la diferenciación que el Sujeto Racionalista hace entre si-mismo y las cosas, la noción de Persona salva la cosificación que el Individualismo hace de los otros, de aquellos otros individuos a los que indefectiblemente mete en el saco de lo Ente, convirtiéndoles en poco menos que paisaje.
La noción de Persona necesita de la Comunidad para ser completa. La comunidad como conjunto de valores, como espacio común de ayuda y apoyo, tanto en lo cotidiano como en lo trascendente. La Familia no sólo como micro-comunidad, sino como abrigo espiritual de la Persona, como cuna de nacimiento en la Existencia física, muy en la línea de la idea mística que la teoría de la reencarnación tiene del grupo de almas. La comunicación de la Persona con la Unidad es directa, inevitable, porque se reconoce a si misma como parte de un todo, con el que además desea comunicarse. Llevado al extremo, el personalismo –entendido como en su día lo formularon los personalistas cristianos- coloca a la Persona como centro de todo-lo-que-existe, en una dimensión que supera la idea del Ser-Humano como objeto en el Mundo. Entendido con radicalidad, el Personalismo convierte al Sujeto racionalista en un mero objeto imaginario en el Mundo, apenas más. Lo excede en todos los ámbitos, porque atañe a la potencia espiritual de Ser-humano. Aún reconociendo la existencia de un yo –tal y como lo hace el Racionalismo- el Personalismo cristiano va mucho más allá, porque no cae en el subjetivismo.
¿Pero cuál es la ética del Personalismo? ¿Qué consecuencias tiene entendernos como personas y no como individuos o sujetos? Mounier apuntó muchas y muy diversas. La primera de ellas es entender cuerpo y espíritu como unidad, es decir, salvando la distinción radical que de ellos hace la tradición metafísica idealista. El cuerpo es importante, porque contiene nuestras percepciones, con lo que debe ser preservado, protegido, cuidado. Por otra parte, al cuidado del cuerpo debe seguirle la potenciación de mi espíritu, buscando la cercanía en Dios.
La segunda sería salir del si-mismo. Si se asume a la Persona como principio de lo que somos, estamos abandonando el egocentrismo, el narcisismo, el egoísmo. La Persona lo es para otras, y lo es gracias a otras. Ello conlleva, lógicamente, la empatía con los demás. La comprensión no como mero acto de generosidad, sino como camino de entendimiento de nosotros mismos y de acercamiento a la Unidad.
Asumir la labor de los otros, no en el sentido de compadecernos o alegrarnos sino en el de hacerla nuestra, propia, sería la tercera consecuencia que se desprende de un modelo de sociedad basado en la Persona. Haciendo propia la labor social –en el sentido de la labor propia de la Sociedad- el paso siguiente es actuar de forma desinteresada. Dar a los demás, en el sentido de prestar ayuda, de colaborar sin interés particular.
La última consecuencia que se sigue es la de ser fiel a una vida considerada como una aventura creadora. Ser fiel a la propia Persona, a lo que nosotros somos y a lo que configuramos conjuntamente. Entender la comunidad como un espacio en el que el hombre se libera de si mismo para poder trascender a través del cuidado a los otros. A través de su colaboración con ellos.
Así como el liberalismo es hijo del Individualismo, el Comunitarismo lo es del Personalismo. El Estado no es la Comunidad. La comunidad entendida como unión de personas en Armonía, no como organización política que hace el bloque, desplaza el colectivismo a la dictadura de un Individualismo dominante, que cosifica a las personas y las oprime bajo un supuesto interés general de mayorías. Es en ese contexto donde el Amor surge como principio de relación en el yo-tú que tenemos con la Comunidad y también con el Creador. Si bien la relación con Él será intima, también tiene una base comunitaria. La Sociedad entera, como una gran autopista de Luz, se dirigirá al Misterio de lo que es Uno y Múltiple, consiguiendo la paz. El concepto de Amistad, como base espiritual para la Comunidad –la vieja idea de la Fraternidad humana- servirá para humillarnos y ascender.
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